Luego de terminado el partido cientos de hinchas de Peñarol se acercaron al vestuario de los jugadores para manifestarse en contra o a favor pero a marcar presencia de que la hinchada está siempre y que en Peñarol hay que dejar todo en la cancha. Al principio éramos 5 hinchas los que fuimos al vestuario y enseguida la policía hablándonos de pesado nos sacó del lugar amenazando con pegarnos si no lo hacíamos, simplemente por estar parados en la calle, lugar libre donde uno puede estar para mirar, alentar o reclamar lo que cree conveniente.

Pasaron unos minutos y se acercaron muchos más hinchas, hasta que desde la Ámsterdam bajó un grupo numeroso que se arrimó a la zona del vestuario cantando. Como fue enseguida que culminó el partido, no había jugadores ni nadie en la puerta del vestuario. La gente se acercó sin insultar, simplemente cantando “señores dejo todo, me voy a ver al Manya, porque los jugadores, me van a demostrar, que salen a ganar, quieren salir campeón, que lo llevan adentro, como lo llevo yo”. Ni un insulto, solamente se cantaba esa canción.

Pero en este país parece que el hincha o la sociedad no pueden manifestarse. La policía no permite que el hincha muestre su malestar o su apoyo al plantel, ya que hasta el momento no hubo insultos, no hubo nada.

La policía a caballo se metió en medio de la gente, atropellando con sus caballos sin importar que en el lugar hubiera mujeres, niños y jóvenes. Un efectivo comenzó a golpear a los hinchas sin razón alguna, simplemente por saciar sus ganas de golpear gente.