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En las últimas horas falleció Héctor Lito Silva, uno de los mejores delanteros aurinegros en la prolífera década del 60, a causa de un paro cardíaco. Se destacó por su inteligencia, habilidad y llegada al gol. Padreydecano.com repasa la vida deportiva de un grande del balompié uruguayo, referente de uno de los mejores planteles de la historia de Peñarol. 

Nació en el barrio de Cordón, pero se crió en Maroñas. Comenzó en el desaparecido Canillitas en Quinta División. Ahí conoció a quien luego sería su compañero en el conjunto carbonero, Omar Cacho Caetano. También se destacaron Héctor Salvá y Peca Bono. Danubio se interesó en el pibe que pintaba bien como volante ofensivo o delantero.

Su equipo no quería transferirlo, así que dejó de jugar al fútbol, siguió con los estudios de electrotecnia y comenzó a jugar al basquetbol en las divisiones menores de Larre Borges donde logró el Federal de Menores. No sería el último título con una casaca aurinegra. Finalmente se solucionó el inconveniente con Canillitas y Lito pasó a los franjeados por 500 pesos, una fortuna para un pibe de 15 años.

En las formativas del club de Jardines del Hipódromo demostró su inteligencia al arreglar su contrato. Jugaba en Quinta, Cuarta, Tercera y Reserva, todo al mismo tiempo y no se quejaba, ¡¡¡qué diferencia con la actualidad!!! El mejor jugador albinegro ganaba 400 pesos y eso pedía Héctor Silva. Los dirigentes danubianos no querían saber de nada.

El sagaz Lito arregló 100 pesos de sueldo y 25 por presencia. Los directivos quedaron contentos… por un rato porque Silva jugaba los sábados en Quinta, domingo de mañana en Cuarta y en la tarde en Primera o Reserva, o sea que entre sueldos y presencia el pibe llegaba a los 400 pesos que quería en principio.

Sus buenas actuaciones lo catapultaron a la Selección Juvenil que se consagró campeona invicta en el Sudamericano de 1958 en Chile. En ese equipo alternaron figuras de la talla de Julio Benítez (luego jugaría en Barcelona), Ignacio Bergara, Rubén González y Fernández Carranza, con quien más adelante compartiría vestuario en Peñarol.

Fue al Mundial de Chile en 1962 pero no jugó ningún partido. Luego de ser campeón del ascenso con Danubio pasó al Decano cuando también estaba interesada la Roma de Italia. Allí comenzó su mejor época. Casi toda su vida había jugado de entreala, pero al llegar a Peñarol vio que estaban; Julio César Abbadie, Pedro Virgilio Rocha, Alberto Spencer, José Sasía, Juan Joya, Miguel Reznik, Julio Cortés, Ángel Cabrera y el peruano Flores.

Enormes futbolistas para pocos puestos. Lo quisieron poner de back izquierdo porque corría mucho pero pidió la “9”, un atrevido. Pero Lito era inteligente, en el Mundial  había conocido el fútbol moderno, y sabía que jugando de delantero con Rocha, Spencer y Joya, era imposible perder. Tenía razón, formó parte de un equipo imbatible.

Con los mirasoles logró los campeonatos uruguayos de 1964 (invicto), 65, 67 (invicto) y 68 (invicto). En 1965 fue vice campeón de la Copa Libertadores donde sus mejores partidos fueron ante Santos de Pelé. En la ida en tierras norteñas fue derrota 4 a 5 con dos goles de Silva. La revancha en Montevideo faltaba poco y el Decano caía 1 a 2.

Sobre el final Lito metió dos goles y forzó el tercer partido en Buenos Aires, que se saldó con victoria aurinegra por 2 a 1 el día que debutó Ladislao Mazurkiewicz. Pero lo mejor llegaría en 1966 donde Lito sería partícipe de la conquista de la Libertadores ante River Plate de Argentina y la Intercontinental ante Real Madrid.

Jugó el Mundial de Inglaterra en ese año, y siguió dominando en el Uruguayo. Sobre todo en los clásicos, donde Lito comentó para El Diario en 1978, “los Clásicos son partidos distintos. El que diga lo contrario miente. Ahí hay jugadores que juegan bien en todos los encuentros, menos en ese. Y otros que se agrandan justo contra Nacional. En los clásicos siempre fui ganador y recuerdo que tuve grandes duelos con “Cococho” Álvarez».

Más adelante Lito fue fracturado ante Paraguay en un partido de selecciones. Nino Corazzo, entrenador del combinado oriental (y abuelo de Diego Forlán), le pidió a Silva que jugara el partido ante los guaraníes porque era bravo. Y lo fue, el juego fue de hacha y tiza, en el segundo tiempo Silva fue a trancar una pelota y un paraguayo le puso una plancha, lo quebró.

Los jugadores de Uruguay querían pegarles a todos los rivales, Mazurkiewicz salió solo a buscar paraguayos y Rocha (gran amigo de Lito), también. Peñarol se preocupó por su jugador, envió una avioneta taxi para trasladar al futbolista que se recuperó de la difícil lesión.

En 1969 llegó Oswaldo Brandao a la dirección técnica del carbonero. La leyenda dice que arribó con la intención de “borrar” a los viejos cracks aurinegros, entre ellos Lito, que debió partir al fútbol brasileño.

En Palmeiras fue elegido el mejor jugador de Brasil en 1970, año en que la canarinha de Pelé se consagró campeona del Mundo. Silva fue campeón e idolatrado hasta hoy por el equipo de casaca verde. Luego pasó por Portuguesa y se retiró en Danubio. Fue técnico y caza talentos, y uno de sus últimos descubrimientos fue Edinson Cavani.

Se fue un gran jugador de fútbol, excelente persona y gran peñarolense. No dejaba nunca de ir a ver al conjunto de las once estrellas. Siempre se lo veía acompañado de su nieto en la Tribuna América. Se preocupó de Pedro Rocha durante la convalecencia del Verdugo en tierras brasileñas. Dicen los veteranos que los jugadores de la década del 60 eran dioses, Lito Silva fue uno de los mejores.

Nombre y apellido: Héctor Silva

Apodo: Lito

Fecha de nacimiento: 1º  de febrero de 1940

Profesión: Electricista (diplomado), futbolista, basquetbolista en las formativas de Larre Borges, entrenador, empresario, captador de juveniles.

Posición: Entreala (volante), delantero

Clubes: Canillitas, Danubio, Peñarol, Palmeiras, Portuguesa.

Clásicos: Jugados 18, ganados, 7, empatados 7, perdidos 3, goles 3.

Selección: 34 partidos y 12 goles

Títulos: Campeonato Uruguayo, 1964, 65, 67, 68, Copa Libertadores e Intercontinental 1966, Campeonato Sudamericano Juvenil de selecciones 1958, campeonato de menores en Larre Borges,  con la mayor obtuvo la Copa Pinto Durán y la Copa Artigas, mundialista en 1962 y 1966, campeón Paulista en 1972 con Palmeiras.

Escrito por Wilson Méndez