20 septiembre, 2019
El Estadio
La noche del partido contra Rampla fue especial para mi, no por el partido, sino por el escenario, el Estadio Centenario.
Es el recuerdo de toda una vida subiendo esas escaleras, como anhelando alcanzar el último de los escalones para ver el verde césped y ya emocionarte.
Capaz parezca algo loco, pero en el Centenario cada uno tenía su lugar. Yo no sabía quienes eran los que estaban al lado más allá de algún intercambio futbolero, pero sabía que era su lugar, qué fecha tras fecha los iba a encontrar ahí, sin necesidad que haber comprado su asiento.
Imposible no sentir algo por esa cancha que aunque solo es un rectángulo de pasto con arcos, como cualquier otro, trae miles de recuerdos. Ese pedazo de cemento llamado tribuna en el que te ubicabas, conserva miles de abrazos de gol, con amigos y con desconocidos por igual.
Campeonatos ganados, triunfos agónicos, recibimientos inigualables, de esos que ya ni siquiera se permiten, de esos que te hacían pensar que entrabas ganando 1-0; esos en los que dejabas la garganta en la tribuna como queriendo superar al ruido de los fuegos artificiales, y a las nubes de humo amarillo.
Por un momento, cuando vuelvo al Centenario, vuelvo a ser ese niño con la ilusión de agarrar un globo entre el reparto del recibimiento, ese que cantaba las canciones sin entenderlas muy bien, ese mismo que picaba papel toda la semana previa al clásico.
Ese niño que fue creciendo y se enamoró cada vez más de estos colores, estos colores que durante muchos años lo impulsaron a seguir yendo cada fin de semana al Centenario, a pesar de que los resultados no eran los mejores.
Hoy siento que al fútbol se le intenta quitar cada vez más lo pasional, hoy no se ve un estadio lleno de banderas, ni con recibimientos de esos que todos queremos de fondo de pantalla. Siento que hoy el fútbol es un poco más gris.
El Campeón del Siglo es hermoso, nuevo, único, genera un sentido tremendo de pertenencia y es nuestra casa. Pero es innegable que el Estadio Centenario tiene su magia, y eso nunca va a cambiar.
Bueno, vamos por partes. Respecto al Centenario, yo siempre he dicho que lo sentí como la casa de Peñarol, porque jugamos allí como locales durante décadas, porque allí ganamos los dos quinquenios, porque allí Morena y Mazurkiewicz cosecharon sus records imbatidos hasta el día de hoy. Hoy nuestra casa es el Campeón del Siglo, un estadio precioso, pero el Centenario también es (al menos para mi) nuestra casa.
Ahora, lo que no puedo dejar pasar es el asunto (reiterativo) de «hoy no se ve un estadio lleno de banderas, ni con recibimientos de esos que todos queremos de fondo de pantalla. Siento que hoy el fútbol es un poco más gris». Y yo me pregunto, ¿quién dijo que están prohibidas las banderas y el colorido?. No nos engañemos: todos sabemos que si en los últimos partidos no hubo banderas es porque quienes se creen dueños de la hinchada adoptaron una «medida de protesta». ¿O miento?. No sigan agitando el supuesto fantasma de prohibiciones que no existen. . . y las que existen (que no son de banderas sino de pirotecnia, y cosas obvias como no cantar vanagloriando asesinatos o no llevar ningún que haga apología a la violencia o genere odio, por ejemplo) son medidas adoptadas por la Auf y no por la directiva del club.
Lo gracioso es que tenga que venir yo a aclarar esto, siendo que no voté ni apoyé de modo alguno a la fórmula Barrera-Catino. . . y lo curioso es que la que si apoyó, fue a tocar el bombo y a agitar banderas, fue la misma barra que hoy hace «medidas de protesta pacíficas».
Las cosas como son.
Al Centenario iba caminando, de la mano de mi padre o de mi tio, después con mis amigos de la infancia, porque naci y creci en la zona de La Blanqueada, viendo futbol por todas las canchas del Parque Batlle y por supuesto, en la de los rivales de siempre, cuando no importaba ni te preguntaban si eras socio o hincha, pagabas la entrada y entrabas ; no había problemas; en un país civilizado, de gente educada, todos somos público , porque no habríamos de ir a cualquier cancha a ver cualquier partido que nos resulte interesante?, ¿ porque no llevar de invitado a un conocido, sin importar de que equipo es hincha?
En el Uruguay del siglo XXI, eso no es posible.
¿Cómo fue que pasamos de ser un país de ciudadanos u un tribu de salvajes que se agreden y se matan entre ellos?
Es una historia larga, que comenzó en forma paralela, con el ingreso de los comerciantes y empresarios al futbol; con ellos , vino Figueredo a la presidencia de la AUF, la entrega del futbol a la mafia local y la profesionalización de una parte de las hinchadas ( lease BARRAS ).
Todo negocio turbio, necesita de esta clase de bandas capaces de ejercer presión y violencia; luego, esas bandas, adquieren vida propia y ya no esperan el apoyo económico de los clubes; sino que lo exigen: entradas, plata, viajes, abogados que te saquen cuando te detiene la policía.
Cuando pienso en el Centenario, pienso en eso: 36 puntos perdidos, violencia, descontrol, agresiones, el dia que fui con mi hijo a ver Peñarol salir campeón, y casi se suspende el partido por los gases que tiro la policía, gente llorando , un desastre.
O el dia que se suspendio porque un imbécil tiro una garrafa y casi mata a un coracero, mientras miles , robaban los puestos de bebida a los humildes trabajadores que solo pretenden hacer un peso para sobrevivir, además de que nos costo perder el clásico y que en el formulario estamparan Nacional 3- Peñarol 0. Pienso en eso, y siento vergüenza.
No extraño para nada el Centenario; con gusto manejo 40 minutos para ir al CDS cuando juega Peñarol; lo siento como lo que es : MI CASA , MI ORGULLO, y lo quiero cuidar, tolerancia cero al planchaje inmundo, en mi casa no los quiero ni en 40 cuadras a la redonda tampoco.
Muy buena nota. Ese era nuestro estadio. Ahí yo vi a Peñarol salir campeón de América y del mundo y muchas azañas más. Ahora no es lo mismo, y los dirigentes tampoco son los mismos. Peñarol era el cuadro del pueblo, de todos. Ahora es del que puede ir.
En ese estadio y en ningun otro construimos la gloria internacional y los 2 quinquenios, menos cdc mas titulos esto es un club de futbol!!!
La Gloria la construimos en el Estadio Nacional de Chile, donde ganamos la mayoría de las finales de Copa Libertadores, en el Bernabéu donde ganamos una Intercontinental y en Tokio, donde ganamos otra.
Creo que existe otro puñado de energumenos, es aquel que hizo sentir a mucha gente que el campeon del siglo NO es de todos, aquel que confundio pobre con chorro y lo alejo de Peñarol. No es la idiosincracia de nuestro club.
Me pasa que en el cds no tengo mi lugar paro aca paro alla estoy con amigos a veces solo
En el el estadio durante 10 años siempre al mismo lugar
Una vez me cambie y me senti incomodo
Y no importaba tribuna cuando nos tocaba de visitante colombes era lo mismo! Yo antes venia de las piedras ahora vivo cerca del centenario y no lo puedo creer cada vez que nr levanto verlo y inevitablemente caminar por la olimpica hacia algun parque a jugar cob mi hija y tararear «vayas a,donde vayas a todas partes ire contigo» Y recordar esos años 15 horas el sol te parte la cabeza en la amsterdam que costaba 60 pesos a veces de resaca a veces en pedo muy pocas veces de cara jajaja abrazo grande Lindo haberlo vivido pa poderlo contar!
Lo que pasa que uno juzga, en este caso, en contraposición.
Yo creo que si bien el Centenario tiene su magia, no menos cierto es que las medidas clasistas y autoritarias que se toman para ir al Campeón del Siglo influye en como vemos el Centenario. La diferencia hace valorar más al Centenario. No hay algo más igualitario que una tribuna de fútbol excepto en nuestro estadio por responsabilidad única de la directiva nefasta que gobierna Peñarol.
Totalmente de acuerdo.
Tengo 70 años y lo que relatastes lo comparto 100% . Me da pena ver el campeon del siglo sin banderas y canticos por los intereses de un puñado de energumenos .PEÑAROL PEÑAROL que no ni no
No te comas el verso. No son los intereses de un puñado de energúmenos, son los intereses del bien común. No te confundas.
Muy buen relato, es seguro que la inmensa mayoria nos sentimos identificados, en mayor o menor medida pero seguro todos vivimos parte de ese relato.
Felicitaciones.
Arriba Peñarol
Comparto totalmente el artículo y lo que expresa, el centenario tiene esa magia especial