Con el pasar de los años, indudablemente, uno va adquiriendo experiencia. Trata de no repetir errores, de apoyarse en las cosas simples y también, de mirar con buenos ojos la parte llena del vaso.

Decir que tuvimos un gran campeonato desde el juego, no sería un comentario sincero. Decir que fuimos un deleite en varios pasajes del torneo, tampoco. Pero este Peñarol sí tiene y tuvo muchas virtudes, que deberá reafirmar el semestre que viene y sobretodo, acompañar y trabajar con las cosas que faltan.

Desde el juego, el equipo brindó un campeonato aceptable, por momentos bueno, y tuvo rachas de buen fútbol, más inspiradas por el talento individual que por un esquema de juego participativo, tanto por las bandas como en la parte interno.

Defensivamente el equipo rindió, Bologna y Lerda alternaron buenas con malas y quien juegue deberá tener un nivel superior al mostrado. La pareja de zagueros fue de menor a mayor, tanto Valdez (una garantía aunque no en su mejor versión), como Darío (un patrón) y Macaluso (excepto en el olvidable partido con River, rindió parejo) lo hicieron de buena manera, al igual que los laterales. González (con  menor vocación ofensiva por naturaleza e imagino que por indicación táctica) y Raguso (haciendo sus primeras armas de manera auspiciosa) también estuvieron a la altura.

El mediocampo tuvo partidos buenos y otros no tanto. Novick jugó un buen campeonato, algo impreciso en algunos partidos pero rindiendo en buena forma, peleó mucho y eso contagia, además de ser beneficioso cuando cada quite se concreta. Grossmuller tal vez fue el más desparejo. En algunos partidos rindió muy poco pero cuando anduvo claramente marcaba una diferencia en el concepto del juego y cómo comenzaba a partir de su lectura de la jugada algo trascendente en materia ofensiva.

Ahí viene la mayor virtud del equipo, principalmente por la determinación con la que lo hizo el entrenador. Puso cuatro hombres en cancha alternando nombres (no en Olivera y Zalayeta) por lesión (Estoyanoff) o por rendimiento (Zambrana). De una manera u otra todos hicieron un muy buen campeonato, Olivera algo errático y yendo más al choque que de costumbre, con su jerarquía le dio para ser el goleador del torneo, jugando 7 puntos. Menos mal que no jugó 8-9 puntos como en la Copa, sino hubiese hecho 4-5 goles más. Zalayeta demostró que cuando sale del área (otra indicación clara del Polilla) sabe lo que hace y también puede hacer jugar a los demás. Estoyanoff a punto físicamente estoy convencido que es el jugador más desnivelante en el mano a mano y puede ser muy importante, si se lo propone, para todo lo que viene. Zambrana fue de mayor a menor pero fue útil y rindió.

Cristóforo tiene unas condiciones bárbaras, a veces le falta jugar en velocidad de 4ta y no de 5ta para entender lo que pide la jugada o el espacio a ubicarse.

Torres jugó poco pero es un jugador que a mi juicio, debería quedarse, dará una gran mano. Siles, Gallegos, Nicolini, también cuando sumaron minutos lo hicieron de buena forma.

Yendo a lo colectivo, el equipo jugó por momentos bien, le dio sobradamente para ser el mejor del torneo, teniendo en cuenta un dato no menor, que ganamos sólo 1 punto de los primeros 6. Ese mal arranque, que hubiese puesto nervioso a más de uno, hizo creer aún más en un entrenador que hizo las cosas bien, que creyó en su potencial ofensivo, que apostó a ello, que hizo 35 goles en 15 partidos (fue el más goleador del torneo) y que tuvo un 80% de efectividad.

Insisto con lo del mal arranque. Fue bueno ver a nuestro equipo recomponerse, cuando un año atrás fue al revés y con un Apertura casi ganado, nos lo sacaron del buche. Que podemos y debemos jugar más y apostar a algunas sociedades para no depender tanto de que baje Zalayeta o el mano a mano del Lolo, sí. Que el arquero debe confirmar algunas dudas, también. Que tendría que costarles más a los rivales llegarnos, sin dudas. Que tenemos que ser más precisos y controlar la pelota cuando vamos en ventaja, es verdad, pero miremos la parte llena, que no es poca.

Armamos un equipo competitivo que necesita un jugador por línea para darle fuerza. Armamos un equipo que se sacó de encima partidos chivos que últimamente eran un estigma (Defensor ganado claramente, Wanderers a quien se lo dio vuelta, el propio Liverpool ya siendo campeones jugando seriamente). Armamos un equipo con un buen entrenador que va al frente, serio y que tiene las cosas claras. Armamos un equipo que no pierde desde agosto, en la primera fecha del campeonato. Armamos un equipo para la vuelta del Tony y luego de aquella tarde fatídica, el plantel se recompuso de buena manera. Todo esto dice algo, todo esto dice mucho. Algo está mejor, y no es poca cosa. Se vio en la cancha. Traigamos un jugador por línea. Da Silva y la Gerencia Deportiva sabrán a quienes y por qué. Para que el vaso se llene aún más, porque falta llenarlo.  Ahora, hay que seguir sumando. Y en ambos frentes.