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El caso Gastón Rodríguez se ha transformado en la novela del período de pases, con tintes muy particulares. El jugador ha declarado que su sueño es jugar en Peñarol y hoy se dio la comunicación con el Presidente de la institución Decana.

Son pocas las ocasiones en que un futbolista hace tanta fuerza por llegar al club del que es hincha. El delantero de Wanderers nos hace acordar a Oscar Chirimini, Diego Martín Dorta o José María Franco, entre otros; hombres que se jugaron por arribar al club que llevan en el corazón.

Cuando el máximo anotador del Campeonato Uruguayo 2015/2016 declaró que prefería fichar con los mirasoles antes de irse al exterior, y los parciales carboneros comenzaron a pedirlo como incorporación al club de las once estrellas, la insistencia se hizo cada vez más grandes y los dirigentes hicieron los primeros contactos con su representante.

El primero en observar las condiciones de este delantero fue el ex Gerente Deportivo Carlos Sánchez. El Tío quiso incorporarlo hace un par de temporadas y le bajaron el pulgar. En el período pasado el punta pudo llegar en condiciones favorables para Peñarol pero tampoco se dio el fichaje.

Ricardo Canals, uno de los intermediarios de Gastón Rodríguez, nos dijo que ahora la situación es diferente. El club bohemio necesita transferir jugadores producto de su situación financiera. Por eso le es más seductora la posibilidad de que el atacante del Prado sea negociado al exterior.

El representante también nos dijo que quería puntualizar que Walter Pereyra siempre fue afín a contratar al máximo scorer del Uruguayo. Hoy el Presidente Damiani levantó el teléfono y llamó al jugador. Le expresó agradecimiento por «la adhesión al club», que las puertas están abiertas y que la institución hará el esfuerzo si es que dicho esfuerzo está al alcance.

Esto no quiere decir que Gastón Rodríguez va a llegar a Peñarol, pero el llamado es importante. Todavía no hay negociaciones formales pero se dio un paso y puede ser el principio del fichaje más comentado de este año.

Escrito por Wilson Méndez.