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No hay palabras para titular este momento. Peñarol perdió 1-0 con Juventud y se sigue alejando de los primeros puestos. Literalmente no le hacemos un gol a nadie; llevamos 285 minutos sin convertir.

Un primer tiempo donde habíamos creado las mejores situaciones y el rival que se pone en ventaja inmerecidamente, pero así es el fútbol. Cuesta superar anímicamente cuando tenemos un resultado adverso que revertir. En esa primera mitad la más clara fue el cabezazo en el travesaño. Fuimos más pero el arco parecía un objeto desconocido e inaccesible.

En el complemento el equipo cayó y nuevamente la intención era hacer el gol como sea. Un gran atajada de Carini sentenció el partido: la pelota no iba a entrar.

El fiel reflejo de lo que es este Peñarol fue el contragolpe con el pase al medio y tres jugadores que llegan solos. No fue gol. Nadie la metió. Sequía interminable.